Víctima en criminal

Giuseppe Cabrera

El Estado liberal moderno, se auto regula desde el principio fundacional de laicismo, por lo que las acciones políticas que se emprenden mediante políticas públicas a todo nivel deben respetar la separación de la iglesia y el Estado, respetando la libertad de profesión religiosa, pero con autonomía e independencia de las decisiones publicas sobre asuntos que puedan chocar con cosmovisiones espirituales que pueden contrariar a los más fieles devotos.

Tomando como punto inicial esta premisa, ¿cómo deberían tomar decisiones nuestros representantes políticos?, cuando pueden entrar en conflicto las políticas publicas con sus creencias religiosas, pues haciendo ejercicio de interpretación lógica de los hechos desde una visión de lo público.

En la Asamblea Nacional se debate la despenalización del aborto, en casos de violación, mediante reformas legales al Código Orgánico Integral Penal, en este punto debería dejar claro, que estoy de acuerdo con la despenalización del aborto, en cualquier circunstancia por decisión de la mujer hasta la doceava semana de embarazo, pero, eso no es lo que se está tratando en el paquete de reformas, la despenalización que se busca es únicamente para los casos de violación. Hay que tomar en cuenta, que la ley manda, prohíbe o permite, esta no va a ser una ley de carácter mandatorio, para que en todos los casos de violación se proceda con el aborto; por lo que de haber mujeres que de querer continuar con el embarazo, por sus creencias o legitima decisión personal, podrán seguir haciéndolo; esta reforma, tiene un carácter de ley permisivo, o sea, abre la posibilidad de que una mujer que ha sufrido un cuadro tan traumático como una violación, no esté obligada a continuar con el proceso de gestación, porque de buscar interrumpir el embarazo, va a ser criminalizada, convirtiendo a la víctima en criminal.

En los últimos 10 años 128 mil niñas y adolescentes tuvieron partos productos de una violación, comúnmente de su entorno más cercano; las cifras nos demandan acciones y no dejarnos cegar por nuestras convicciones religiosas, que no pueden ser impuestas a la sociedad en su conju