¿Nos parecemos o merecemos?

Agustín Sánchez

El 24 de marzo del presente año los ecuatorianos tendremos una nueva oportunidad de direccionar el rumbo del país a través del ejercicio de nuestro derecho al voto, esta vez acudiremos a las urnas para elegir a nuestros representas en los gobiernos seccionales y a los miembros del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social definitivo. Esta por demás precisar la importancia de esta jornada democrática, que constituye una nueva oportunidad para no equivocarnos al elegir, y luego en calidad de arrepentidos no asumir nuestra culpa responsabilizando a los ineficientes gobernantes.

El contexto normativo determina que para la superveniencia de partidos o movimientos políticos es necesario contar con cierto porcentaje de votación, lo que ha derivado en un sinnúmero de candidatos para las distintas dignidades, muchos de los cuales pese a no tener ninguna opción de victoria pretenden beneficiarse del fondo estatal para promocionar candidaturas y hacer las veces de “chimbadores” a candidatos con mayores posibilidades. Esta elección será por un periodo de cuatro años, elegiremos 23 prefectos y viceprefectos provinciales, 221 alcaldes, 864 concejales urbanos, 443 concejales rurales, 4.094 vocales de juntas parroquiales rurales, y siete consejeros principales y suplentes del CPCyCS, lo cual invita a pensar si la situación económica actual del país no exige un reajuste del tamaño del Estado reduciendo la cantidad de concejales y vocales de juntas parroquiales, en función de los pocos resultados que este alto número de burócratas han aportado al desarrollo de sus localidades. Es extenso el contenido de perfiles y desafíos que deberán enfrentar a ser electas, pero es preciso advertir a la ciudadanía la necesidad de avizorar las verdaderas intenciones de muchos quienes ahora integran las distintas listas, sin identidad ideológica política, con afán de perpetuarse en el poder, sin experiencia ni conocimiento de administración pública, aprovechados de una pantalla chica para buscar un cargo de elección popular y engrosar la votación del partido de turno. En fin, la lista es larga.

Joseph de Maistre sostuvo “que cada pueblo o nación tiene el gobierno que merece”, pensamiento que fue modificado por el francés André Malraux quién dijo que no es que “…los pueblos tengan los gobiernos que se merecen, sino que la gente tiene los gobernantes que se le parecen”, ¿será que los tan criticados candidatos que tenemos son los que merecemos o a quiénes nos parecemos?