Orlando Amores Terán

Orlando Amores Terán

Se imponen por delitos graves, sanciones leves, se ordena a la víctima, indemnizar al victimario, violan normas, irrespetan a la sociedad, generan repulsiva impunidad, contrariando a la conciencia pública.

A propósito de injusticias, Jens Galschiot en su escultura magistral, representa a la justicia como una mujer obesa de corrupción, ociosa, putrefacta, abusadora del pueblo macilento, que tiene que soportar su peso lleno de asquerosa crueldad, amor por sí misma, fatuidad y vanagloria.

Luego de la década nefasta, que puso en vigencia leyes, para proteger delincuentes, el país se encuentra sediento de justicia. Lo que hagamos ahora, nos marcará para siempre: como una sociedad de legalidad, o de corrupción e impunidad.

Son 161 casos que involucran a la organización criminal que destruyó el país desde el 2007. Siempre el homúnculo plagió lo que otros hicieron: copió el proyecto de Gutiérrez que consistía en endilgar de los males de la República, a la «partidocracia, prensa y banca corruptas», refundar el país, llamar a Constituyente, cambiar la Constitución. En las sabatinas, durante la década infame, imitó en la tarima, a Bucaram. Hoy, hace lo que hizo Abdalá durante su exilio, regularmente mandaba a anunciar que volvía, para mantener el recuerdo en sus seguidores y en los medios. Debemos exigir, lo sentencien, por el Caso Sobornos. Hay que requerir a la Judicatura, disponga la integración de un Tribunal con otros jueces; la sociedad no puede quedar en indefensión, frente a uno de los atracos de la historia, por su ausencia.

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