La caja fiscal y la debacle económica

ATILIO RUGEL ALBÁN

No es ningún invento ni tampoco acusar de mala fe ni a la ligera, que nuestras autoridades nacionales como por arte de embrujo inclinaron el tema del barco sin rumbo al país de los chinitos, que con su superávit fiscal y tratando de emular a las grandes potencias como Estados Unidos y Rusia, se convierten en un país próspero poseedor de grandes industrias que les permiten abastecer su mercado interno y también salir de las fronteras nacionales.

De esta manera, con un PIB manejable se dan el lujo de hacer repetidos préstamos al Ecuador entre otros; pero con un interés que castiga y endeuda por muchos años a quienes son su boya de salvación. Nuestros iluminados políticos que tienen un defecto notable que es el no aceptar sugerencias de muchos exfuncionarios que han pasado por diferentes ministerios principalmente el de Economía y Finanzas, al punto que meses atrás se reunieron analistas de gran talla y les presentaron un Plan Modelo para salir del problema; esa reunión solo constituyó pérdida de tiempo porque no tenemos signos que digan lo contrario y vemos que cada año nos endeudamos de manera agresiva.

Tendrá que operarse un milagro para salir del fango o es que no saben administrar al país. Hay que combatir sin piedad la corrupción y no es que ignoramos que el mayor desfogadero del dinero que deberían entrar a la caja fiscal está en las aduanas, donde el contrabando ayer, hoy y si no se consigue neutralizarlo mañana, seguirá enriqueciendo a unos pocos por más que se diga que ha mejorado el control. Debería también impulsarse la agricultura sustentable y que la mayor superficie de nuestro territorio poseedor de extensos valles y llanuras se las aproveche en cultivos agrícolas, porque en nuestro país observamos que en las laderas de altas cumbres y en las faldas de los nevados andinos, la tierra también produce. Es cuestión de óptica y sentido común.

Que las universidades que deben privilegiar el tema de la investigación utilicen sus laboratorios y conocimientos para que ilustren al hombre del agro en lo que se refiere también a la ganadería y la pesca. Somos un país rico en recursos, pero pobre en tecnología, porque los gobiernos no se han preocupado de incentivar con becas a aprovechados estudiantes, cuya capacidad se desperdicia por falta de apoyo.