El trabajo que las misiones católicas realizan en Ecuador, en particular en los “territorios más alejados”, fue el principal tema de un diálogo a puerta cerrada que ayer mantuvieron el presidente Lenín Moreno y representantes de la Iglesia católica.
Se trató del segundo encuentro entre ambas partes, con la intención de facilitar consensos nacionales y con el compromiso de que “reforzarán el diálogo” y programas de educación, sobre todo en Esmeraldas y la Amazonía.
De esto dieron cuenta, en una breve rueda de prensa, la ministra del Interior, María Paula Romo, y el presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, monseñor Eugenio Arellano.
“Se ha hecho referencia a las formas de cooperación y colaboración (con la Iglesia) y de la regulación que hoy regresa al Ministerio del Interior”, declaró la ministra Romo, en referencia a que la mencionada regulación estaba bajo el recientemente desaparecido Ministerio de Justicia.
La Conferencia Episcopal, según su titular, Eugenio Arellano, prevé asistir a nuevos diálogos con el Gobierno “con un tema que nos preocupa muchísimo, que es el escándalo que la Iglesia ha producido, el crimen que algunos sacerdotes, gracias a Dios son minoría insignificante, pero son de una gravedad muy grande”.
EL DATO
Sobre el tema del aborto, monseñor Arellano reiteró la posición de la Iglesia de que se lo penalice.“Queremos prevenirlo, remediarlo, que desaparezca ese crimen” insistió Arellano. El líder católico en Ecuador formuló esta respuesta luego de 7 meses que la Conferencia Episcopal Ecuatoriana anunciara un Proceso Canónico para que los miembros de la Iglesia recepten denuncias, investiguen, juzguen y sobre todo pongan en conocimiento de la Justicia denuncias de casos de abusos sexuales cometidos por religiosos.
En noviembre anterior, la Fiscalía confirmó que de 37 casos de abuso a menores involucran a religiosos en los dos últimos años, 22 se encuentran en investigación previa, 11 en preparación de juicio, 2 en apelación y 2 se archivaron. Y solo uno concluyó con condena, del sacerdote Germán Vélez en Cuenca, y del sacerdote Fernando Intriago en Guayaquil.