Palanda

Félix Paladines P.

Los lectores memoriosos, que alguna vez tuvieron en sus manos esa que, para algunos críticos, “es la mayor novela que se haya escrito en el Ecuador en bastantes años”, El éxodo de Yangana, de Ángel F. Rojas, recordarán que Palanda es el lugar donde concluye el éxodo. En el imaginario creado por la novela, Palanda es un símbolo, es la esperanza de ser libres, es la posibilidad de construir la Patria de justicia e igualdad en la que siempre soñamos.

En la actualidad y desde hace unos diez años, el nombre de Palanda, que se encuentra a aproximadamente 70 kilómetros de Loja, en la vertiente occidental de la Cordillera Oriental de los Andes, suena cada vez con más fuerza, por otras razones: luego de prolongadas y acuciosas investigaciones, venciendo la incomprensión de las miopes autoridades de la región y la ciega ambición de los huaqueros, un grupo franco-ecuatoriano de arqueólogos y etnohistoriadores del Instituto Francés de Investigaciones para el Desarrollo (IRD), bajo la dirección del Dr. Francisco Valdez, comienza a sacar a luz la existencia de restos y vestigios de una nueva cultura arqueológica, que ha sido bautizada como la Cultura Mayo-Chinchipe, que tiene una antigüedad confirmada, por 16 pruebas de carbono 14, de entre 3.000 a 2.500 años a. C., lo que la convierte en la más antigua de los Andes, anterior a la cultura Chavín de Huántar en los Andes peruanos. En este complejo arqueológico de Palanda, han descubierto y se encuentran estudiando, un centro ceremonial y funerario en forma de caracol, que incluye una rica tumba funeraria, que contiene ofrendas como mascarones y cuencos de piedra que son verdaderas obras de arte; adornos y collares de oro, de turquesas, de spóndilus; figuras de masticadores de coca, vajillas de piedra pulida. Pero, más aún, encuentran “las más antiguas evidencias de maíz y cacao cultivados de que se tiene noticias en nuestro continente”.

También, de manera fortuita, se han descubierto innumerables evidencias como macanas y armas de guerra, construcciones de lugares estratégicos, etc., que constituyen claras evidencias de la autenticidad de las crónicas de Cieza de León y Cabello Balboa, que nos relatan como hacia 1529, las fuerzas del ejército invasor inca, comandadas por Guanca-Auqui, hermano de Huascar, fueron sangrientamente derrotadas luego de duras batallas en las que los ”cuzcos” perdieron más de 12.000 soldados. Los defensores, malacatos y bracamoros fueron comandados por el general palta Muranduro.

En uno de los últimos largos feriados que frecuentemente nos regala el actual gobierno, fuimos con familiares y amigos a Palanda, a visitar el complejo cultural Mayo-Chinchipe; más, para desagradable sorpresa nuestra, encontramos que el centro ceremonial que se encuentra al interior de un amplio y funcional edificio, en esa ocasión estaba con las puertas totalmente abiertas y sin cuidador ni guía alguno, sin candados de protección, lo que da lugar para que algunos turistas –como lo comprobamos- ingresen al interior a tomarse fotos y a caminar sin cuidado alguno por los diferentes túmulos de tierra, que así no tardarán mucho tiempo en destruirse. ¿Quién responde por tanto descuido? (O)