Restablecer la identidad

Rodrigo Contero Peñafiel

El ser humano como producto histórico, posee un complejo esquema Psíquico que contiene una diversidad de componentes. Física y biológicamente es un ser en continua transformación; su aspecto físico conserva vestigios de su estado primitivo y psíquicamente las huellas heredadas de sus ancestros que configuran su comportamiento individual y colectivo. Estos factores condicionantes operan en el inconsciente influyendo en el desarrollo neuropsicológico futuro.

La conducta individual y colectiva de las personas se manifiesta consciente o inconscientemente de acuerdo con sus predecesores. El tiempo no es independiente del pasado, como tampoco lo son los seres humanos que dan la imagen e identidad a un pueblo. La vida psíquica se confunde con la vida misma, la cual no se diferencia en la naturaleza. Psiquismo sin vida no puede existir; el instinto, la inteligencia y la voluntad responden al concepto de unidad y producen diferentes formas de reacción en las personas. La vida activa, afectiva, intelectiva, volitiva y las funciones de integración no son funciones aisladas ni extrañas a la vida del ser humano, pues funcionan vinculadas entre sí.

Cuando los individuos se sienten inseguros como resultado de una crisis social, económica y política; cuando los conflictos entre clases y grupos se exacerban y ya no pueden resolverse democráticamente; cuando el poder parece haberse hundido en la realidad y no es más que un instrumento para la promoción de intereses, ambiciones y apetitos personales; cuando la sociedad se encuentra fragmentada, surgen la ilusión, la voluntad y el deseo de buscar una identidad, un grupo social al cual pertenecer que encarne el sentimiento de un pueblo engañado y sometido por la turba populista, al que le han arruinado el bienestar social, cultural, económico y político.

Existen un sinnúmero de razones para que los ecuatorianos queramos reconstruir una identidad nacional que nos permita edificar un estado de derecho donde podamos vivir en armonía, desterrando la anarquía, el despotismo y la corrupción que el populismo lo implementó como modo de vida, mientras destruía la imagen de un país que quiere vivir con libertad y en democracia.

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