Teodoro Parra Poma
Desde Chinchipe, en Zamora Chinchipe, donde empieza la Patria, protesto contra los males que lo han postrado en el atraso. Un aniversario más de cantonización, pese a ser el más antiguo, comparado con otros de su jurisdicción, se encuentra pobre, humillado, arrinconado del contexto nacional, olvidado por todos los gobiernos de turno y traicionado por los propios hijos que en cada proceso electoral han prometido trabajar, pero que todo se queda en promesas.
Un aniversario, lejos de ser la oportunidad para lanzar alabanzas, ni para cometer excesos con la pérdida de la razón, es el espacio para la reflexión serena, sesuda e inteligente, en donde se propongan objetivos de cambio.
Las elecciones, que son una oportunidad para organizarnos, examinar cualidades de los candidatos, encargar y designar responsabilidades a los mejores, se convierten en todo lo contrario, es decir, se presentan los más abominables antivalores que desdicen de una sociedad civilizada. También afloran las mentiras, sonrisas y abrazos adulones e hipócritas y se termina dando el voto a quienes no deben gobernar.
Los problemas en Chinchipe son evidentes, por ejemplo, en materia de medio ambiente, somos los más deficientes conservadores, convirtiéndonos en contaminadores a carta cabal, empezando por la Municipalidad con su relleno sanitario que incumple las normativas de ley.
Asimismo, el poco amor al trabajo es notorio. Cada vez queremos ganar bien y trabajar mal. Hay ciudadanos que consideran al empleo público como una beca.
En resumen, estamos mal: soportando el polvo en verano y el lodo en invierno, y de ello somos culpables todos porque elegimos autoridades deficientes que gobiernan a un pueblo dormido que no juzga los actos de corrupción de quienes están en el poder. Es hora de levantar la bandera de la libertad, del trabajo, del civismo, de luchar por mejores días. (O)