¿Quién es el presidente?

Santiago Pérez Samaniego

La grave crisis política en Venezuela pareciera estar escalando su punto más alto desde que asumió la presidencia N. Maduro en abril de 2013. La hiperinflación, inseguridad, cortes de energía, escasez de alimentos o medicinas, violaciones sistemáticas de los derechos humanos y una corrupción absurda han provocado un descontento político y ciudadano generalizado. Los grandes éxodos migratorios de venezolanos (alrededor de cinco millones según Naciones Unidas) son otro ejemplo de las complicadas situaciones que tiene que soportar para sobrevivir.

La actualidad de la crisis queda marcada por el arriesgado movimiento político de Juan Guaidó, un diputado opositor, un outsider que se dio a conocer por el mundo por su autoproclamación como presidente, tildando a Maduro como “usurpador” y asumiendo las competencias del Ejecutivo amparándose en la Constitución Venezolana con los artículos 233, 333 y 350.

La respuesta multilateral respecto a la actual crisis de gobernabilidad venezolana liderada por los Estados Unidos, el grupo de Lima y otros países incluido el Ecuador y organismos como la OEA o el banco de desarrollo interamericano, es contundente. Sin embargo, en términos prácticos Guaidó no posee el poder que todos desearíamos. Él es el presidente de la Asamblea Nacional, pero este cuerpo legislativo fue en gran medida impotente por la creación de la Asamblea Nacional Constituyente en 2017 que está compuesta exclusivamente por políticos leales al gobierno y que ha venido desarrollando actividades legislativas desde su instauración. Uno de los actores más influyentes y decisivos para la resolución de esta crisis son, sin duda, las fuerzas armadas, un actor clave que hasta ahora expresa su lealtad a Maduro.

El panorama político es complicado pero la esperanza que despertó el pronunciamiento de Guaidó y el apoyo internacional que provocó el acontecimiento, inspira a pensar que un cambio es posible. Esperemos que esta situación no siga derramando sangre y que el sentido democrático, el respeto a las libertades y a los derechos humanos prevalezca ante intereses mezquinos de grupos obsesionados con el poder. (O)

Twitter: @santiagojperezs