Redacción NUEVA YORK
AFP
Asesinatos a plena luz del día. Agentes despiadados tramando a escondidas. Micrófonos plantados en todas las capitales occidentales. Tres décadas después de la caída de la Unión Soviética, el fantasma de la KGB aún sigue rondando la cabeza de muchos.
Ahora un museo de Manhattan ofrece un viaje en el tiempo al mundo de los agentes de la Guerra Fría, con retratos de Lenin en sus paredes, música militar de fondo y abundantes dispositivos de espionaje de alta tecnología.
El KGB Spy Museum es una creación del historiador lituano Julius Urbaitis, de 55 años, que pasó tres décadas viajando por el mundo para recolectar 3.500 artefactos originales que se presentan juntos en una sala de exposiciones subterránea en Nueva York.