“La deuda pública en 2010 era de alrededor de 8.620 millones de dólares, pero nueve años después, con una bonanza petrolera en medio, donde el precio del crudo superó los 100 dólares por barril, el endeudamiento de Ecuador se disparó hasta los 60.906 millones de dólares”. Diario La Hora resume así este escalofriante escenario que impacta a las familias de clase media y pobres.
El agravante es que este endeudamiento nunca sirvió para elevar el nivel de vida de la población, como lo comprueban las cifras de desempleo e informalidad, sino para enriquecer ilícitamente a estrategas pseudorrevolucionarios que promovieron obras y megaobras inconsultas. La Senplades, los mandos estratégicos, fiscalizadores, jueces corruptos y la maquinaria de propaganda lo permitieron todo. La geopolítica manejó esos hilos tenebrosos.
En el caso de Odebrecht, ‘La Hora’ recuerda las declaraciones de su exvicepresidente Luis Maimeri a la fiscalía brasileña, sobre los montos de los sobornos: “1% del valor de cada obra obtenida a través del Ministerio Coordinador de Sectores Estratégicos”. El Departamento de Justicia de EE.UU. en 2016 habló de 33,5 millones de dólares para funcionarios del régimen anterior.
Indigna que la factura la paguemos todos con las típicas medidas económicas y la venta de CNT. ¿Vender o privatizar un bien próspero que es de todos? Sigue el atropello de lo inconsulto, que bota al tacho de la basura la bandera de diálogo que supuestamente cobija al régimen del presidente Moreno.
César Montúfar, candidato a la alcaldía quiteña, se pronunció a favor de la fiscalización del Metro como parte de su lucha anticorrupción que topa a Odebrecht; también el candidato Pablo Dávalos ha colocado en su plan de gobierno de la ciudad la fiscalización de esta megaobra.