Desconocidos y peligrosos

El Consejo de Participación Ciudadana y Control Social fue una novelería de la Constitución de 2008, ideada en la cabeza de Correa y su séquito que decidieron refundar el país, tirando al tacho el diseño institucional de Ecuador. Por cambiarlo todo, desecharon la histórica división tripartita del poder: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. De sus revolucionarias ilusiones nació el poder de transparencia y control social, cuyo principal órgano es el famoso Consejo.

Esta institución fue una pieza fundamental para que se consolidara el absolutismo en nuestro país, pues esos consejeros ciudadanos pusieron al “contralor” Pólit, a los jueces de la Corte Constitucional y a tantas otras autoridades que hicieron del Ecuador la hacienda de Correa por diez años. Pero hay algo más grave en el Consejo de Participación Ciudadana y es que en marzo los ecuatorianos deberemos elegir en las urnas a sus nuevos miembros y mucho me temo que, con esa elección, solo se profundizará el rol funesto que el Consejo ha tenido en nuestra sociedad.

¿Quiénes son los consejeros por los que votaremos? ¿Cómo logrará el CNE que nos enteremos de sus hojas de vida, sus proyectos, sus propuestas? ¿Nos encontraremos, con sorpresa el 24 de marzo con que debemos elegir a unos desconocidos para un puesto cargado de poder?

Como van las cosas, los ecuatorianos ya tendremos problemas para poder conocer y enterarnos de las propuestas de los numerosos candidatos a alcaldes, prefectos y concejales. Si el Estado no hace algo pronto y efectivo para que los candidatos al Consejo de Participación Ciudadana se comuniquen con los ecuatorianos, tendremos cuatro años más de personas desconocidas y hasta peligrosas en esa poderosa institución.

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