La región en manos de Venezuela

Momentos tensos y cruciales se viven en Caracas, mientras el planeta entero ha puesto su atención en la crisis en Venezuela, pactos de transición y compromisos de amnistía se fraguan por debajo de la mesa entre altos mandos militares, oficialismo y oposición, nadie quiere asumir el riesgo político o la traición de admitir que la compra de voluntades está rondando los pasillos del palacio de Miraflores.

Los intereses estadounidenses una vez más se ven alineados con la doctrina Monroe: América para los americanos, buscando enfilar a los países latinoamericanos que dejaron descuidados por sus “guerras preventivas” en medio oriente. Ahora, una nueva injerencia está presente y una violación flagrante al principio de autodeterminación de los pueblos y a la soberanía nacional, que se violan, en el momento en que se considera que Venezuela no es capaz de decidir su propia forma de gobierno, el manejo de sus recursos naturales y una vía política de solución a sus problemas internos.

Es claro, con Maduro no hay garantías de elecciones libres y competitivas, un dictador y quizás un genocida, domina la nación, sin inmutarse levemente por las consecuencias que producirían una intervención militar.

Toda la región se va a ver perjudicada, no hay escenarios favorables; solo basta con ver a Ucrania, que lleva ya un lustro desde el golpe de Estado planificado por EE. UU., ahora la guerra civil, la inseguridad y los paramilitares dominan partes de la región y este es el escenario más alentador, comparado con los 18 años de desgobierno en Irak y los Estados fallidos en Siria y Libia. Que nadie se engañe, una intervención y transición va a ser larga y dolorosa, la diáspora venezolana va a aumentar aún más, mientras en Colombia y Brasil se seguirán asesinando lideres sociales ante el silencio cómplice de la comunidad internacional.

El Estado ecuatoriano, que claramente es incapaz de hacer frente a la inseguridad, será presa fácil de los mercenarios que lucran de la guerra. De Venezuela depende la región, ni Guaidó ni Maduro nos aseguran estabilidad, las condiciones de las elecciones y el tratar la herida de las desigualdades son la única salida plausible.