Responsabilidad y dignidad, cuánta falta nos hacen

Fausto Jaramillo Y.

De vez en cuando viene bien viajar…caminar en otras veredas, cruzar otras calles, descansar en otros parques, conversar con gente desconocida que habla otro idioma o, tal vez, habla el mismo idioma pero con otro acento, con otra mirada. Perderse en las sobras desconocidas y saborear el pensamiento y la cocina de otras latitudes.

Hace unos días viajé al sur de nuestro continente, volvía tras más de dos décadas de ausencia. Parecía que mi viaje sería el “recoger mis pasos”; pero la verdad no fue así, ya no había ni las calles ni las alamedas por donde yo solía buscar refugio de los calores intensos o de fríos polares. Ahora, Santiago, muestra el rostro de una ciudad moderna, con edificios tan altos que los pocos bajos que quedan son apenas pigmeos centros de la burocracia. Amplias, amplísimas avenidas que recorren la ciudad por sobre las líneas del metro y en sus orillas las oficinas y despachos profesionales se elevan hasta el cielo.

Parecía que la ciudad misma intentaba parecerse a esas metrópolis descomunales que solo se ven en las películas, en la televisión. Esa noche sufrí el primer impacto: los noticieros decían que ese día, ese primer día de mi visita a ese país, una protesta social había levando barricadas en una carretera alejada de la capital y que por esa razón ambulancias que pretendían llegar a un lugar donde había ocurrido un siniestro, no lo pudieron hacer y dos personas fallecieron por falta de atención médica oportuna.

El presidente, esa misma noche dijo que el Gobierno había iniciado una querella contra los dirigentes de la protesta por homicidio involuntario. Los líderes aceptaron inmediatamente su responsabilidad y se entregaron a la justicia.

En otro país, en Uruguay, un senador de la república, manejando en estado etílico provocó un accidente en el que no hubo heridos ni muertos. Al día siguiente el partido al que pertenecía el senador lo expulsó de sus filas y todos los senadores entrevistados, pertenecientes a todas las bancadas políticas sugirieron al senador que presente su renuncia porque no había cumplido con su deber de ser ejemplo para sus ciudadanos.

Responsabilidad y dignidad, dos palabras alejadas de nuestra política doméstica.