La yapa

POR: Germánico Solis

El término “yapa” proviene de la lengua quechua y es muy usado en nuestro medio, significa agregar algo cuando se realiza una compra. Es un acuerdo entre vendedor y comprador, se practica desde hace mucho tiempo en las relaciones de comercio que se dan entre el tendero, carnicero, panaderos, abarrotes, y pequeños productores campesinos; la añadidura o yapa, es utilizada con mayor frecuencia en las ferias que se realizan en días específicos, instituyéndose en uso social que deja satisfacciones a vendedores y compradores.

El vocablo yapa con el tiempo relevó a otro que tuvo igual significación: el vendaje, término que consistía en agregar o añadir algo a la compra realizada, adicional que alentaba al comprador y se constituyó en tácita de comercio para conservar al cliente, por ejemplo, al comprar diez panes le obsequiaban dos. El marketing actual utiliza esta práctica de comercio de diferente manera, no hay un beneficio real para los consumidores, sino, en una celada disimulada que seduce al consumidor.

En la provincia de Imbabura, y quizá en el resto de localidades serranas, la presencia de vendedores indígenas en los mercados, arraigó la yapa, quedando como un vocablo frecuente y de uso del pueblo, de tal suerte que es un acuño de identidad, nacida de una expresión quechua y regada en todos los segmentos sociales desde épocas pretéritas.

La costumbre de dar y pedir yapa, se transformó en un agente económico que deja satisfacciones a ofertantes y compradores, es un conjunto de actividades realizadas libremente por los actores económicos sin intervención del poder público. La yapa es una voz familiar de agradecimiento por la constancia de la clientela con la verdulería, puesto o la tiendita del barrio.

En nuestro medio, cuando el mercado se alborota y siente el auge de los compradores, ofrecer la yapa es una gracia avivada a todo pecho. Las vivanderas buscando cautivar a los potenciales compradores en tono folclórico, convocan al que es y no es, con sus manos llenas del producto que hace referencia a la yapa.

Es común que le llamen “caserito” o “caserita”, “mi bonita” o “mi bonito”, palabras que se consuman con la compra y la entrega de la yapa.