Se ha perdido el bisturí, hay que encontrarlo

ATILIO RUGEL ALBÁN

“Cuando desaparece la práctica de la justicia, se viene al suelo el edificio social que llamamos nación” (Eloy Alfaro). Preocupa a los ecuatorianos que, pese a los anuncios hechos por el primer ciudadano del país de combatir la corrupción y exterminarla por completo, en más de un año de gestión todo sigue igual y por los motivos que todos conocemos que recién se está tomando la primera parte del ovillo que guarda secretos, pensamos que si no se actúa con rapidez probablemente el país se quedará con pocos habitantes, porque aquí los ladrones de corbata tienen facilidad para escapar a otros estados con la venia de autoridades ecuatorianas.

A esto se debe que Alexis Mera se pasee libremente en nuestro territorio a pesar de tener graves acusaciones de peso y que actualmente la asambleísta Ana Galarza señala que ella una vez que sea juzgada dará a conocer al pueblo quienes son infractores de la ley en este recinto que es sagrado. Qué pena por lo que pasa y esto nos demuestra que ahora y tiempos atrás estas irregularidades se han marcado con el silencio sepulcral de los corruptos. Pero la Fiscalía y la Corte de Justicia duermen con las denuncias porque obedecen a componendas y porque deben favores a quienes los elevaron a cargos que muchos no merecían.

¿Usted cree, señor Presidente, que puede haber paz y tranquilidad en un país donde la inseguridad social se incrementa día a día? ¿Usted cree, señor Presidente, que puede haber paz en un país donde el porcentaje de desempleo es elevado? ¿Usted cree, señor Presidente, que puede haber paz en un país donde se permite el consumo de droga? ¿Usted cree, señor Presidente, que puede haber paz donde el narco Estado permite que con la venia de autoridades de control que prefiero no nombrarlas, aterricen aviones en los aeropuertos del país cargados de droga? ¿Usted cree, señor Presidente, que puede haber paz donde todavía quedan ‘muchos Gachos’ y ‘muchos Chapos’ que tienen bastante por hablar?

Qué mala suerte la de los ecuatorianos que nos hemos equivocado y asimilado las mentiras de tanto farsante. Todo lo que sucede en el país es cosa de Ripley. Pero hay una verdad que no podemos ocultar y es que hay temor a que se destape la cloaca donde permanecen los misterios que revelan los asaltos hechos al bien público y el silencio sigue porque como dice el dicho: “El que tiene rabo de paja no se acerque a la candela”.