Febrero 2019, mes relevante en la historia venezolana, es el Bicentenario del Congreso de Angostura realizado en 1819, escenario de uno de los más célebres discursos del libertador, Simón Bolívar, mucho de su pensamiento ha sido sistemáticamente ocultado por los seudos-bolivarianos actuales que no les conviene difundirlo, ejemplo la inmortal frase: “Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo a un mismo ciudadano en el poder, el pueblo se acostumbra a obedecerle y él a mandarlo, de donde se originan la usurpación y la tiranía…” la cual sátrapas como Correa y Maduro nunca aplicaron, pero se dicen ser bolivarianos, frases similares son: “Huid del país donde uno solo ejerce todos los poderes: es un país de esclavos”. Y aquella: “¡Compadezcámonos mutuamente del pueblo que obedece y del hombre que manda solo!”.
Enseñanzas que muestran su aversión por la corrupción: “Los legisladores necesitan ciertamente una escuela de moral”. Y lo sublime de su lucha por la honestidad y la libertad: “Siempre es noble conspirar contra la usurpación y la tiranía…” o esta dura sentencia: “Maldito sea el soldado que vuelva las armas contra su pueblo”. Nada más alejado del espíritu Bolivariano es lo que hoy la mafia de Maduro ha desatado en Venezuela. También este mes las huestes de Maduro celebran 20 años del ascenso chavista al poder. Hugo Chávez fue posesionado en febrero 2019; dos décadas después el país sufre su peor crisis humanitaria, la huida de unos 3 millones de personas buscando una mejor vida, astronómica hiperinflación, la pulverización de los principales partidos y opositores al régimen, un sistema democrático muerto y Venezuela aislada del mundo, sin casi ninguna política exterior.
Chávez engulló todos los poderes del Estado, en sus cadenas semanales de radio y televisión, llegó a dar instrucciones a los poderes públicos, regañar ministros, burlarse de sus opositores, ordenar apresamiento de jueces, incautar bienes privados y cerrar canales de TV. Se inventó una larga lista de enemigos: los partidos tradicionales, los empresarios, la Iglesia, los medios de comunicación y, claro, el “imperialismo” norteamericano. El sueño venezolano se convirtió en pesadilla: Se calcula que entre sobornos, malversación, evasión y robo salieron de Venezuela unos $900 mil millones, una de las explicaciones para el aumento de la pobreza que hoy ronda el 90%. El mundo libre está con Venezuela y repudia a Maduro.