Homenaje al Día del Abogado

EJECUCIÓN. El abogado es la columna vertebral de la administración de justicia del país. 
EJECUCIÓN. El abogado es la columna vertebral de la administración de justicia del país. 

Autor: José Sebastián Cornejo Aguiar
Es satisfactorio poder rendir hoy homenaje a todos los abogados y abogadas de nuestro país, expresándoles unos breves pensamientos que recaen en las labores diarias que llevamos a cabo cada uno de nosotros. Esta noble profesión nos ha permitido realizar un sinnúmero de actividades, pero a su vez nos ha recaído una enorme responsabilidad, que implica no rendirnos de alcanzar y comenzar de nuevo, de aceptar nuestras propias sombras, de procurar enterrar nuestros miedos.

Esta profesión merece un reconocimiento de la trayectoria de hombres justos, de abogados de mente clara, lo cual enaltece esta celebración y sirve de ejemplo y estímulo al recto ejercicio del derecho del país, siendo oportuno trasladarnos en el tiempo y conocer la historia de la abogacía. Esta se remonta a 1693, cuando se fundó la Universidad de Santo Tomás de Aquino, con las cátedras de Derecho civil y Derecho canónico, y desde ese punto poder entender cómo esta magnífica profesión ha ido tomando tal importancia, que nos ha permitido tener un día para rendir homenaje a esos grandes abogados y abogadas de Ecuador.

Día que surge a raíz de un hecho sumamente importante, el 20 de febrero de 1845: el natalicio del Dr. Luis Felipe Borja, uno de los más emblemáticos ciudadanos y un jurista excepcional, quien ha realizado un sinnúmero de estudios de Derecho Civil, que son fuente de consulta hasta nuestros días, y que permiten comprender la evolución del Derecho Comparado, la historia de la legislación romana, francesa, y chilena. Eximio jurista, considerado como uno de los abogados más importantes de los tribunales de la República del Ecuador, tanto así que 100 años después de su natalicio, un grupo de abogados se reunió para resolver formalmente que cada 20 de febrero se conmemoraría el Día del Abogado en Ecuador, en homenaje al ilustre maestro.

Pero a su vez, en esta fecha de homenaje no se puede dejar de lado la ilustre participación de la mujer abogada, siendo necesario tomar como referente a la Dra. Obdulia Romelia Luna Luna, nacida el 15 de junio de 1928, quien alcanzó el título de doctora en jurisprudencia en la Universidad de Guayaquil, triunfo que la convirtió en la primera mujer ecuatoriana con ese título. Abriendo de esta manera el camino a la equidad de acceso a la formación jurídica a las mujeres en 1928, evento destacable que hoy, quienes ejercemos la abogacía, consideramos una demostración fiel de que la dedicación individual hacia la consecución de conquistas colectivas por los derechos en nuestro país se hace efectiva a luz de la justicia.

Es por ello que dentro de este saludo de homenaje a todos los abogados y abogadas, me parece oportuno recordar que en ocasiones de la vida, se van a topar con situaciones que son demasiado complicadas y que van hacer tambalear su espíritu. Pero pese a ello deben continuar adelante, luchando y buscando siempre poder desenmarañar tales situaciones, ya que rendirse jamás será una opción, ceder tampoco. Recordemos que cada día es un comienzo nuevo, que refleja la hora y el momento oportuno para ser mejor, a tal punto que nos debemos enorgullecer de tal forma que cuando nuestros hijos o hijas nos pidan un consejo sobre su destino, consideremos un honor proponerles que se hagan abogados o abogadas, teniendo presente e inculcándoles que la calidad moral del abogado, su probidad, delicadeza, diligencia, nobleza y responsabilidad deben verse presentes, no solo en el campo profesional, sino también en la vida personal.

Por lo que les digo estimados colegas, esta es una profesión de estudio y preparación constante, lo cual implica que si se deja de preparar, constituye como haber crecido un poco. Debemos reflejar que cada uno de nosotros cambiará el mundo con nuestra pasión, aliento y dedicación, pues la vida es desierto y también es oasis, lo cual implica que jamás nos dejemos vencer por el desaliento.

Sin más que decir y enormemente honrado por poder escribir estas breves líneas, debo expresar mi felicitación y deseo de éxito a cada uno de los abogados y abogadas en nuestro preciado día.