El totalitarismo

CARLOS CONCHA JIJÓN

El totalitarismo lo podemos definir como un estado con autoridad total, que ejerce un poder para dar seguridad a la colectividad y paz a los gobernantes, pero deviene en una autoridad omnímoda, que implica la injerencia directa en la forma de pensar de los individuos, conduciéndolos por un sendero, que permite la dominación mental de la colectividad, a través de sus organizaciones políticas, que pasan a ser instrumentos dóciles dirigidos hacia fines concretos en beneficio del gobernante, que también podríamos llamarlo dictador.

La propaganda mentirosa que transforma las verdades en supuestas realidades, son el mejor aliado de los gobiernos totalitarios, pues, devienen en idearios fantasmales lavadores de cerebros. El socialismo mal interpretado generalmente llega a transitar por los caminos del totalitarismo, puesto que aquel promueve la posesión de los medios de producción y un control colectivo y planificado de la economía, en pro del interés general de la sociedad y en cambio el totalitarismo está determinado por un ejercicio total del gobernante, en un estado que no permite el accionar de la democracia, pues, no existen reglas o leyes que controlen el mal proceder del poder, porque prima solo la voluntad del déspota.

Tenemos claros ejemplos en Nicaragua, con Ortega, y Venezuela con Maduro, como dos ejemplares de socialistas que se convirtieron en dictadores, es decir, gobiernos totalitarios, que como engendros demoniacos impusieron sus reglas de juego nefastas, para gobernar, controlando a las colectividades de estos países, matando y torturando, ensimismados en el poder omnímodo. Nuestro país estuvo muy cerca de caer en las garras de un gobierno totalitario, ni más, ni menos, como Venezuela y Nicaragua, que ejercen el poder de una manera truculenta. Con Correa la argucia en sus cálculos malévolos le falló en última instancia, cuando no logró poner en vigencia la reelección indefinida.

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