Candidatos al debate

César Ulloa Tapia

El debate es un elemento esencial para la democracia entre ciudadanía y candidatos. Para los primeros es un derecho conocer en profundidad qué está en juego en cualquier elección, mientras que para los segundos es un deber explicar sus intereses y planes respecto de la función que quieren ocupar en un periodo determinado. En las democracias maduras y de altos niveles de calidad, el debate es una práctica consustancial para el desarrollo en cuanto a institucionalizar mecanismos eficaces de rendición de cuentas, diseño de política pública y deliberación permanente. No hay decisión que se tome sin que no haya habido un debate de por medio.

En tiempo de campaña hay que agotar todas las instancias y posibilidades para que los candidatos reflexionen con los ciudadanos y, sobre todo, entre ellos para que el registro de sus actuaciones quede en la memoria política. Los debates abren un abanico de certezas para los votantes, sobre todo para el segmento que se ubica entre la apatía y la obligatoriedad de ejercer el sufragio. En una sociedad, en donde la incertidumbre es una característica debido a la velocidad con que cambian las cosas, la política necesita máximos de confianza y credibilidad.

En el contexto actual, la cantidad de candidaturas en varias ciudades del país complejiza la realización de debates, pero no convierte este hecho en algo imposible. Hay que explorar en el caso de Quito, por ejemplo, una modalidad en la que haya una suerte de eliminación simple entre varios grupos de candidatos por mecanismos como la votación en línea. Todos los encuentros deberían ser televisados y transmitidos públicamente. Algo así como una serie de clasificación al estilo de los mundiales, pero guardando las diferencias, indudablemente.

La organización de los debates podría ser liderada por una institución o grupo de instituciones independientes que garanticen transparencia y honestidad. De igual manera, quien los conduzca, así como quien diseñe el sistema de votación. Esto no quiere decir que los debates determinan las elecciones, pero sí son una guía para la sociedad.

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