Nayib Bukele

Juan Sebastián Vargas

Este joven empresario “millennial” de 37 años se convirtió en el nuevo Presidente del El Salvador con el 53% de los votos y si bien no tiene una tendencia ideológica marcada ha logrado mover el tablero político del país centroamericano que vive sumida en una prolongada violencia entre pandillas especialmente por la famosa ‘Mara Salvatrucha’ y que según varios analistas controlan las calles y comunidades de clase económica media y baja, esto ha ocasionado que este país registre uno de los índices de asesinatos más altos en Latinoamérica y es que uno de los factores que alimenta esta tragedia es justamente la situación económica que según un informe del Banco Mundial el 25% de la población salvadoreña vive en pobreza crónica y un 38% se encuentra en movilidad social descendente, es decir, esto implica que más personas son empujadas hacia la pobreza, además este segmento de personas no cuentan con accesos a servicios de salud, agua potable y saneamiento e incluso viven en condiciones de hacinamiento.

Es por ello que Bukele tiene una gran tarea por delante, al parecer ha tomado el camino correcto al relacionarse con socios estratégicos como los Estados Unidos y manejar un discurso de libre mercado y emprendimiento, al ser un experto publicista ha sabido llegar a la gente con un mensaje distinto del político tradicional y eso ha sido un factor fundamental de su triunfo, pero la gran pregunta es ¿cómo va afrontar los grandes problemas de su país?; al parecer ha dado una señal de cambiar la visión sobre el manejo de la seguridad, ha ofrecido dar prioridad a la prevención antes que la represión mediante el desarrollo socioeconómico de las comunidades donde se asientan las pandillas y claro dotar de mejores recursos a la policía para la investigación de los delitos, en consecuencia la lectura de su propuesta es justamente atacar la causa antes que el problema que para muchos podría ser la solución a largo plazo. En cuanto a la economía su intención es superar la “mascara anti empresarial” que no es más que ese viejo defecto de los políticos de izquierda de culpar todo a los empresarios cuando la verdadera estrategia es justamente crear nexos entre el estado y el sector privado.