Santiago Ochoa
En política, candidatos como votantes (con algunas excepciones) están inmersos en el mundo de los “istas”, en donde, con algo de fanatismo, los seguidores de determinado “político” se suelen autodenominar anteponiendo el nombre o el apellido del político a dicha terminación. Por ejemplo, si el candidato o líder del partido se llama “Pepito Pérez”, los seguidores se identificarán como “Pep_istas” o “Perez_ista” como si siguieran a un salvador o a un superhéroe, incluso sin conocer lo que proponen o incluso si lo que proponen no es real.
Por esto, en época de campaña es común que, aunque existan diferentes acusaciones entre candidatos, e incluso aunque estas sean ciertas, los seguidores siguen apoyando a dichos políticos. Además, como se defienden más a las personas que a las ideas, con el tiempo se olvidan las malas acciones y se sigue creyendo en las mismas personas. También suele pasar que los acusadores de algún acto de corrupción, sean
también corruptos. Por esto es muy común ver a personas defendiendo a candidatos que no conocen y de quienes no saben lo que proponen.
Si bien la política es el arte de servir a la sociedad; ¿cuántas personas que entran en política estarán conscientes de aquello? Para las elecciones de 2019, según el CNE, hasta diciembre de 2018, se inscribieron 80.281 personas ¿estarán todas pensando en servir a la sociedad?
¿Cuántos lectores ya han leído las propuestas del candidato por el que quieren votar? ¿Cuántos han analizado que tan realistas son esas propuestas?
En las siguientes elecciones, debemos dejar el comportamiento “ista” y debemos hacer un voto consciente, debemos leer todas las propuestas y analizar las ideas más reales, mas no solo votar por una cara conocida, o pensando en el bienestar individual, debemos pensar en toda la sociedad. (O)