Duélale a quien le duela

Nos mantienen ocupados adivinando quién es el mejor, y no nos dan tiempo para pensar. Se crean una crisis para que aceptemos como un mal necesario un retroceso en nuestros derechos. Nos dan a probar solo parte de la verdad, porque creen que si llegamos a saberla completa podríamos infartarnos. Nos consideran parte de una masa moldeable y anónima y no ciudadanos pensantes y actuantes.

Vivimos tiempos de banalización de la política y la justicia. Nos hacen dejar a un lado cual temas importantes a cambio de lo simple y lo burdo. La estrategia de distraernos de nuestros verdaderos problemas está en marcha. En lugar de aunar fuerzas en aras de resolver las graves coyunturas sociales que nos agobian, quienes ejercen algún tipo de liderazgo emplean su tiempo en lanzarse los muebles a la cabeza.

Nos hablan de reglamentos y leyes que transgreden nuestros derechos y sirven para blindar la ineptitud y las corruptelas. Todos sabemos que hay leyes injustas y reglamentos fraudulentos que generan indiferencia, desconfianza, indignación o rechazo total de la justicia. Es necesario establecer un vínculo virtuoso entre la sociedad y sus instituciones que nos restituya la confianza perdida.

Debemos los ciudadanos, no quienes los pueblan ilegítimamente, apropiarnos del manejo real de los poderes del Estado y conducirlos a buen puerto, empezando por el sistema judicial. Tenemos que colocar en ese sistema a quienes sepan inspirar confianza, hablando verazmente y comportándose con integridad. Duélale a quien le duela, la opacidad de la acción de unos y otros hay que hacerla legible.


Trata de comprender que todo está dentro de ti, nadie más puede hacer que cambies”. George Harrison. Músico inglés (1943-2001)No empezar es peor que equivocarse. Si empiezas, puedes convertir tu equivocación en acierto”. Seth Godin. Empresario estadounidense (1960)