RICARDO VERA CALDERÓN
El debate político es una herramienta que puede aclarar, reafirmar, o modificar la intención de voto de los electores, puesto que permite evidenciar las capacidades de los candidatos para exponer sus planes de trabajo, y sus habilidades para interactuar ante potenciales situaciones difíciles derivadas de réplicas de sus contendientes. Para que sea efectivo y contributivo al electorado, éste debe circunscribirse principalmente en cuatro aspectos básicos:
1.- Ser organizado por una o varias Instituciones o medios de comunicación independientes, serias, y de prestigio, con la finalidad de garantizar la objetividad e imparcialidad de las condiciones sobre las cuales se sostendrá el debate.
2.- Tratar los temas realmente relevantes para el electorado, lo que conllevará a que los candidatos puedan exponer sus propuestas de interés colectivo forma concreta, lo que será atractivo para la audiencia.
3.- Asignar un moderador con capacidad para interactuar con los candidatos, y que pueda controlar el escenario ante posibles situaciones de réplicas o acusaciones que se salgan del contexto del respeto.
4.- Considerar como participantes a todos los candidatos, independientemente del nivel de su intención de voto, con el propósito de que se inclusiva, y se le dé a todos las mismas oportunidades de exponerse públicamente y defender sus planes de trabajo.
A esto se debe sumar la voluntad de todos los actores políticos de participar de esos espacios, como parte de su responsabilidad ante el electorado. Evitar debatir podría demostrar que el candidato no está preparado para exponer técnicamente sus planes.
Como electores responsables debemos estar pendientes de estos eventos, ya que ayudarán a muchos a elegir de mejor manera.