Sara Serrano Albuja
Según relata el libro ‘El regreso de Humboldt’, Carlos Montúfar, el hijo del Marqués de Selva Alegre, a la edad de 21 años “se convirtió en el tercer miembro constante de la expedición de Humboldt en el viaje de Quito a París”. En sus escritos, Alexander von Humboldt mencionó gratamente a la familia del Marqués de Selva Alegre, Juan Pío Montúfar quien le hospedó en su casa. El científico se refirió a este prócer como un “patriota entusiasta y generoso”.
A Carlos Montúfar, hijo del Marqués, le describió como un “joven oficial lleno de amabilidad y con esta facilidad de aprender todo lo que distingue al verdadero talento”. Carlos Montúfar acompañó a Humboldt y a Bonpland en su ascenso hasta el Chimborazo.
Este patriota comandó al primer ejército libertario quiteño que desde 1810 hasta 1816 combatió a los ejércitos realistas que desataron la represión contra el movimiento revolucionario iniciado por el primer grito de la independencia hispanoamericana del 10 de Agosto de 1809.
Ecuador y el mundo celebran los 250 del nacimiento de Humboldt, científico admirado, respetado y muy querido. El legado de este brillante precursor de la ecología se debe reactualizar hoy en la coyuntura electoral. Los candidatos a alcaldes de Quito y de todos los gobiernos locales no deben omitir el tema ecológico en sus propuestas. El legado de Humboldt dejó una influencia luminosa para la sostenibilidad.
Cinthia Andrade, investigadora de la arqueología de Guápulo descubre y escribe para Quito la memoria milenaria de Pucarás y vestigios “quitu cara” e incas en ese observatorio ancestral y protector de Quito. Nuestro riquísimo patrimonio es también ecología. Quito tiene allí una agenda política pendiente. Si los candidatos no asumen ahora ese compromiso con Quito su discurso será demagogia.