Una verdad, muy cierta

Jaime A. Guzmán R.

Durante una reunión social, en la que participaron un gran número de personas, un joven vio llegar a un anciano con dificultades para caminar y permanecer en pie, pero no le cedió la silla para que descansara dicha persona.

De pronto otro anciano que estaba sentado a su lado, le dijo: “Ceder un asiento a un adulto mayor, en mi juventud era una regla de cortesía sine qua non que los jóvenes tenían obligatoriamente que cumplirla”.

Luego de un breve silencio, el joven en voz alta respondió: “Usted vivió en el pasado. Hoy es un mundo diferente. Y por último no me joda la vida, porque hoy vivimos una nueva y moderna época”.

Tiene razón el joven. Hoy día la sociedad ha cambiado a través del paso de los años, pero – lamentablemente- en este imparable avance de la ciencia y la tecnología, se han “olvidado” muchos de los buenos gestos de cortesía para con los demás, que nos ayudaban mantener la armonía entre nosotros.

Por todo ello, da realmente pena e incluso coraje cómo han cambiado los tiempos y que nadie ha hecho nada, por el momento, para recuperar las reglas de urbanidad que nos enseñen las consideraciones que debemos guardar a los demás en situaciones y casos que nos presente la vida en sociedad.

Y esto no puede seguir así. Pienso, que volver a la enseñanza de la moral, la cívica y sobre todo la Urbanidad dentro del sistema educativo ecuatoriano, es una cuestión indispensable para que coadyuve a desarrollar armónica y coherentemente todas y cada una de las dimensiones del ser humano (un hombre honesto, responsable, leal, humilde, prudente, justo, educado, solidario, sencillo, amoroso, amable y cortes y sobre todo respetuoso) que contribuya al mejoramiento de la vida nacional. (O)