Teatro a ciegas

Ángel Polibio Chaves

Una persona le conduce gentilmente a la sala para ubicarle en su asiento, pues Usted tiene los ojos vendados; luego de pocos instantes comienza la presentación de una obra en la que se ponen en juego todos los sentidos, excepto el de la vista.

Una extraordinaria sensación de sonidos, de voces, de aromas y texturas lo transportan a través de su imaginación a la creación de sus propias imágenes. Discurren momentos mágicos en los que Usted, que en este caso no es espectador, recibe el mensaje de cada uno de los actores; los diálogos y narraciones van creando momentos íntimos en los que va construyendo su propia versión de la obra, en este caso, el Fantasma de Canterville de Oscar Wilde; es pues una forma inédita de hacer teatro en nuestro medio.

Hace pocos días, el Grupo de Teatro El Juglar, hizo las primeras presentaciones de este novedoso ensayo, y quienes tuvimos la suerte de asistir a ellas, no solamente que disfrutamos de una obra estupenda, sino que participamos de un gran esfuerzo de un grupo de actores de nuestro medio que, en la búsqueda incesante de nuevas formas de ejercer su pasión por este género artístico, ha desarrollado exitosamente lo que podríamos llamar “teatro a ciegas”.

El talento desplegado por la Directora del Grupo y cada uno de los actores es digno de destacar, pues en este caso no solo les mueve el ejercicio de su vocación, sino que además, con gran generosidad y solidaridad, desean permitir a personas no videntes, el que puedan disfrutar de este tipo de obras; y, para quienes tenemos la bendición de contar con el sentido de la vista, nos posibilitan adicionalmente una mejor comprensión de lo que significa hallarse privado de ella, provocando así, mayor conciencia de la necesidad de apoyar e impulsar políticas de inclusión.

Bien por El Juglar; gran trabajo artístico y solidario.