Un mundo dividido y amurallado

El pesado y pegajoso lastre del correísmo es evidente en los dos años del régimen del presidente Moreno. La reconstrucción de las instituciones estatales, sociales, gremiales y sindicales ha sido lenta y dificultosa, dadas las barreras densas y enmarañadas impuestas durante el gobierno de Correa. No basta con desear intensamente algo para conseguirlo. Aún hoy se trata de un proceso complejo y difícil.

Dolor y vergüenza se mezclan en la ciudadanía al repasar los años de atropellos continuos y flagrantes de sus derechos básicos. La Mesa de la Verdad y la Justicia nos puso ante una realidad contradictoria y vergonzante: quienes debieron defendernos, con la Ley y al amparo de la Constitución, se convirtieron en instrumentos represivos en manos del poder totalitario.

La inseguridad y baja autoestima se instalaron en el centro de la vida social. Abundaron repetitivas y penosas situaciones de humillación a estudiantes, maestros, profesionales, periodistas, militares, policías y compatriotas de diversos sectores. Una atmósfera de miedo, sectarismo y humillación que ha estado en el origen de los grandes casos de abusos y corrupción desvelados en los últimos años.

A los ecuatorianos nos dejaron huérfanos de garantías contra las represalias y se nos negó el acceso a una defensa jurídica válida e independiente, según refleja la serie de análisis e informaciones que hemos publicado en este medio durante los últimos días. Se trata de una deshonra social y, con ella, la pérdida de toda esperanza. Un mundo dividido y amurallado, sin contrapoderes efectivos.


No todo resbalón significa una caída”. George Herbert Poeta galés (1593-1633)

Las aventuras llegan, pero no puntualmente”. Edward Morgan Forster Escritor inglés (1879-1970)