La escritura como exorcismo del miedo

NARRADORA. Araya combina su oficio de escritora con la dirección editorial.
NARRADORA. Araya combina su oficio de escritora con la dirección editorial.

El universo ficcional de la escritora quiteña Sandra Araya gira en torno al miedo. Sus recuerdos más felices de la niñez son las películas de horror que veía en compañía de su madre.

“Mis abuelos le decían ‘no dejes que la niña vea tonteras’. A mi mamá le parecía divertido, me asustaba, se ponía dientes de cartón, le gustaban las historias de terror truculentas”, recuerda.

Araya se considera una solitaria que, desde la adolescencia, encontró el mejor aliado en los libros. Tomó la decisión de estudiar Literatura: “Yo quería leer, pasarme la vida leyendo”.

Los terrores inventados de su infancia se volvieron fuente inagotable de sus ficciones de adulta. La autora de ‘La familia del doctor Lehman’, ‘Lobo’ y ‘El espía, la carnada, el precio’, así como de varios cuentos de horror publicados en diversas antologías, sostiene que la escritura es una forma de exorcizar sus demonios.

“Creo que el miedo siempre te pone a prueba –dice-, te hace ver otra realidad que a veces no quieres ver. Pero también es una manera de ver más bellas las cosas buenas, en contraste”.

Su formación le permitió entrar en el mundo editorial desde muy joven, como correctora de textos. Pronto, recibió la oferta de asumir la dirección editorial, que aceptó con temor y expectativa.

Cuando la casa editorial donde laboraba tuvo problemas económicos, Araya tuvo que aprender todas las funciones que implica el proceso de publicación.

En 2011 decidió fundar Doble Rostro, para autores “que tenían calidad, pero que, quizás, no iban a llegar nunca a la publicación”.

La editorial de Araya arrancó con la obra ‘Misoginia’, de Fernando Escobar Páez. Los editores buscaban un libro que fuera “como un piedrazo en el vidrio”, y eso fue exactamente lo que encontraron.

Doble Rostro ha publicado 10 títulos. Araya se encarga personalmente del proceso de edición, publicación y difusión.

Además, trabajó por dos años como docente para la Universidad de las Américas, actividad que le gustaría retomar a futuro. (AA)