Las mujeres celebramos nuestro día trabajando, lo celebramos disfrutando de lo que hacemos, contentas de ser mujeres, de dar mucho a la ciudadanía, a nuestras familias.
Desde mi función, quisiera que todas me vean como una mujer normal: mamá de tres hijos varones, que cumple con todas las tareas domésticas, que le encanta cocinar y entregarse por completo un fin de semana a su familia. Una mujer que ha luchado mucho, que ha encontrado obstáculos y que los ha vencido. Una mujer llena de valentía que ha podido salir adelante con mucha fuerza, obstinada por alcanzar lo que me propuse. Sobre todo, estar convencida de que estar en la institución policial es una oportunidad de servicio.
Si las jóvenes desean ingresar a la Policía, porque ese es su sueño, y porque quiere romper con todo estereotipo, las puertas de la institución están abiertas siempre.
Las mujeres cumplimos roles importantísimos dentro de la Policía, y como mujer, me siento orgullosa de aquello porque somos un complemento importante para generar una cultura de paz, sin desviarnos de la función que tenemos: estar pendiente de los grupos vulnerables, y sobre todo, de ejercer nuestros derechos.
Con todo lo que sucede en cuanto a la violencia de género, hemos emprendido varias campañas y, tal vez, todas sean insuficientes… Pero considero que, más allá de todo intento, se debe fortalecer la educación desde la casa, desde los niños. Enseñar a los más pequeñitos a respetar a la mujer, a valorarla. Ninguna mujer debe sufrir maltrato de ninguna índole.
Desde mi cargo, me lastima todo lo que sucede en contra de la mujer. Pero insisto en educar desde el hogar. Pero también insisto en decirle a la mujer que tenga valor para poner un alto al machismo. Hay que decir ‘basta a los golpes físicos y a los sicológicos’. La mujer debe detener la violencia. Necesitamos siempre sentirnos altivas, emprendedoras, orgullosas y contentas. (JCL)