Acuerdos con el FMI

ATILIO RUGEL ALBÁN

En el diario acontecer no existen verdades absolutas, porque todo está en constante cambio y evolución. El Ecuador no puede pretender crear recetas ni fórmulas mágicas para alcanzar la felicidad, razón por la cual el Gobierno Nacional y el FMI, el 12 de febrero luego de ciertos coloquios de amistad, dieron a reconocer la posible alianza, pero sin fijar fechas. Y es que hasta aquí todos los préstamos que se han hecho a países capitalistas como China han sido a elevados intereses, que cuando los otorgan tenemos que ajustar el valor para reservar el pago de intereses.

En lo referente al FMI todos sabemos que este no entrega dinero si el gobierno que se beneficia no realiza ajustes que generalmente van en contra del pueblo que termina siendo el más perjudicado. Muchos economistas del país expresan que para solucionar el problema fiscal no podemos seguir recibiendo dinero que aumenta la deuda externa y que por el contrario debemos lograr incrementar las exportaciones, atraer inversión extranjera o una deuda externa privada que permita mayores ventajas.

Pero siempre hay un pero. Cuando hace más de un mes el Gobierno aplicó la subida del precio de gasolinas en un mínimo porcentaje y quitó el subsidio que es el dolor de cabeza que tiene el Presidente, se hace lógico que el problema fiscal para lograr resolverlo, deberá recurrirse a medidas duras pero necesarias. También se habló de la reducción del sector público, porque no puede haber exceso de empleados como sucede en algunas instituciones donde el piponazgo no ha terminado y hay más asesores que gerentes.

El Eco. Walter Spurrier, entendido en la materia, dice que debe cambiarse el modelo de la economía, esto es, de crecimiento hacia adentro a crecimiento hacia afuera y esto solo se logrará cuando ingresen más dólares. No es menos cierto que el presidente Moreno heredó un país con costos elevados de producción y por la mala práctica de desestimular el empleo que fue producto de la rigidez laboral de algunas empresas.

Tampoco olvidemos que el IESS multiplicó el número de afiliados pero no aportaciones y que entre las travesuras del correísmo se nos llevaron más de 7 mil millones de dólares producto de los descuentos que se hacen a los trabajadores. En definitiva, si queremos que nos ingresen más dólares sin recurrir a seguir hipotecando al país, el gobierno tendrá que sortear de manera hábil las dificultades como es eliminar la salida de divisas.