El grito de libertad

Giovanni Carrión Cevallos

En 1999, cuando Hugo Chávez Frías, llegó al poder en Venezuela e inauguró la llamada revolución bolivariana, creó en principio grandes expectativas en la población en torno a una ideología de izquierda que colocaba, al menos en el discurso, al trabajo sobre el capital y que prometía combatir la pobreza y los niveles de inequidad.

Lo cierto es que ha corrido mucha agua bajo el puente y luego de 20 años de chavismo, el sueño de una mejor distribución de la riqueza y el perfeccionamiento del sistema democrático (al igual que sucedió en Ecuador con el correísmo), terminó desplomándose como un endeble castillo de naipes. Venezuela, de la mano de los socialistas del siglo XXI, se ha convertido en un estado fallido, con instituciones debilitadas y cooptadas abiertamente por el ejecutivo, cuyo Presidente, Nicolás Maduro, representa a un folclórico dictadorzuelo, ahora mismo señalado por crímenes de lesa humanidad y que tarde o temprano deberá rendir cuentas ante la Corte Penal Internacional, por los asesinatos y detenciones arbitrarias que tiñeron de sangre las calles de ese convulsionado país.

El daño propiciado por el chavismo a Venezuela no tiene parangón. Una economía destrozada, penetración del narcotráfico en las altas esferas de gobierno, corrupción generalizada, abuso de poder, violencia e inseguridad ciudadana, falta de empleo, carencia critica de alimentos y medicinas, etc., explican esa incontenible migración de gente que huye de sus verdugos.

No obstante, luego de dos décadas de oscuridad, el grito de libertad de un pueblo se escucha cada vez con más nitidez y resolución. Con el firme liderazgo de Juan Guaidó, presidente interino de Venezuela, América Latina y el mundo, son testigos del inminente derrumbe de Maduro y de su régimen, degradado a la condición de organización delictiva. (O)

@giovannicarrion