LUIS REINOSO GARZON
El tres de marzo está considerado como el Día Mundial de la Vida silvestre, por cuanto los animales salvajes y las plantas silvestres, además de su valor específico, contribuyen a los aspectos ecológicos, genéticos, sociales, económicos, científicos, educativos, culturales, recreativos y estéticos del bienestar humano.
El Día Mundial de la Vida Silvestre nos brinda la ocasión de celebrar la belleza y la variedad de la flora y la fauna silvestres, así como de crear conciencia a cerca de la multitud de beneficios que la conservación de estas formas de vida tiene para la humanidad. La celebración de este día también nos recuerda la necesidad urgente de combatir los delitos contra el ambiente y la disminución de especies causada por la actividad humana, que acarrean consecuencias negativas de gran alcance en el ámbito económico, ambiental y social.
Para este año 2019 se fija la campaña de conservar y utilizar de forma sostenible de océanos, mares y recursos marinos con una atención especial. El océano contiene casi 200.000 especies identificadas, pero en realidad existen millones de especies. Más de tres mil millones de personas dependen de la diversidad biológica marina y costera para su sustento. La fauna marina ha sido el medio de vida para la civilización y el desarrollo durante milenios.
La capacidad de la vida marina para seguir proporcionando a la humanidad todo el sustento, se complica cada vez más, la contaminación marina y la destrucción del hábitat; esto tiene un fuerte impacto no solo bajo el mar, sino en las vidas y el sustento de quienes dependen de los servicios de los ecosistemas marinos.
Nuestro país dispone de una inmensa riqueza de especies marinas y de agua dulce, en lagos, lagunas, ríos; pero esa riqueza disminuye aceleradamente por una sobrexplotación desmedida que es necesario corregir con la participación del sector educativo y los organismos vinculados al manejo de estas especies, capacitando, motivando y concientizando.