Lenguaje inclusivo o ridiculez

SHAKESPEARE ABARCA CÓRDOVA

De un tiempo a esta parte se ha vuelto reiterativo escuchar especialmente en los discursos de ciertos políticos, lo que se denominó ‘lenguaje inclusivo’, por ejemplo: todos y todas, alguno manifestó: ‘ciudadanos y ciudadanas’ y Maduro en su soberbia ignorancia en un discurso dijo: ‘millones y millonas’. La verdad es que ya cansan con estos adefesios lingüísticos que, obviamente, también son herencia del mal llamado socialismo del siglo XXI, seguramente fue una directriz nacida del Foro de Sao Paulo en 1990, donde Fidel y Lula escribieron el ‘catecismo’ que iba a guiar a los nacientes y más corruptos y perniciosos gobiernos populistas de izquierda, que se tomaron totalmente algunos países latinoamericanos, desencantados con la situación que vivían y que como Ecuador cayeron redonditos en los cantos de sirena de estos pseudo salvadores.

El tal lenguaje inclusivo es una falacia, quieren hacernos pensar que con eso están aportando a la igualdad de género, pero no, nada ha cambiado, solo es una muestra de ignorancia o de sumisión ideológica; por ejemplo, en español el plural en masculino implica ambos géneros gramaticales, por tanto no es necesario ni correcto en un discurso decir: ‘venezolanos’ y ‘venezolanas’, ‘chiquillos y chiquillas’, ‘niños y niñas’, ‘ecuatorianos y ecuatorianas’, muchos neófitos ufanamente repiten este craso error, expresar ambos géneros es correcto solo cuando el masculino y el femenino son palabras diferentes, por ejemplo: hombres y mujeres, damas y caballeros, toros y vacas.

Otro detalle importante es que en español existen los participios activos como derivados verbales, así el participio activo del verbo atacar es atacante, el de cantar es cantante, el de existir es existente; es decir, que el participio activo del verbo ser es ‘ente’ o lo que tiene entidad. Por esta razón cuando queremos señalar a la persona con la capacidad de ejercer una acción usamos la terminación ‘ente’ a quien preside le diremos presidente, no presidenta, independientemente de su género. Se debe decir: estudiante y no estudianta, adolescente y nunca adolescenta, hay pacientes no pacientas, comerciantes no comerciantes.

Así M. Bachelet fue la señora presidente de Chile, no presidenta. Bien haríamos en ir dejando la cantaleta de todos y todas, hermanos y hermanas, niños y niñas, pensando que somos la crema de inclusivos; sin quererlo demostramos ignorancia y, además, nos volvemos tan cansones que nos ganamos la aversión del auditorio; ese fue solo otro recurso orwelliano de los ‘robolucionarios’, como lo fue cambiar los nombres de las instituciones y tergiversar nuestra historia.

mailto:[email protected]