Canción del infiltrado

Kléber Mantilla Cisneros

El acuerdo entre el Fondo Monetario Internacional y el Gobierno no puede descuidar un ritmo común sobre los monopolios estatales heredados del correato. Los ajustes fiscales tienen que sonar tenues ante la ineficiencia institucional, la sordina competitividad de políticas públicas y el melodioso esquema tributario para levantar el empleo. Así la reducción de burócratas podrá recibir la polifonía de la Agencia Nacional de Tránsito, Corporación Nacional de Telecomunicaciones y Banco del Pacífico, con una batuta.

Un coro de ángeles recuerda los monopolios del transporte, telecomunicaciones y la banca pública. El sistema legalista testigo del aumento de accidentes de tránsito, el pretendido control a las redes sociales en Internet y ese acaparamiento para la recaudación de servicios básicos sin melodía. Una opereta sin bemoles.

La misma filarmónica de la ANT está llena de melosos e incompetentes al atender a los usuarios que piden renovar una licencia de conducir, mientras el pentagrama de accidentes en las vías sigue la marcha fúnebre por ya más de una década. Sin embargo, más agencias público-privadas son las notas en do faltantes para un cualquier melómano. Claro, es la mezcla del nepotismo, clientelismo y mediocridad y alguien tendrá que entonar.

La aparición de Lenín Moreno en un spot publicitario de la CNT coloca mucha armonía al modernizar el espectro radio eléctrico del país, pero por qué no se opone oficialmente a la censura del espacio virtual y la concentración de frecuencia de radio y TV. Acaso ¿las telecomunicaciones, durante la convivencia del correato y la narco-guerrilla, no hicieron dúo? ¿Quién cobrará algún día la entrada y salida del satélite Pegaso? ¿En qué luna cantará el astronauta Ronnie Nader Bello y sus secuaces?

La ópera de Viena cierra con solistas. Igual al Banco del Pacífico cuando cobra impuestos prediales, luz y agua o los pagos de seguros Sucre como notas únicas para solistas. Así transará, en sordera, los daños causados al helicóptero policial que se cayó por llevar a una cita romanticona de un alto jefe. Pero ¿qué mismo querrá el infiltrado si aún faltan 400 fiscales y depurar el orfeón del transporte pesado, la usura y el canto diezmero continuado? ¿Cuál será la nota final del infiltrado?

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