Convites marinos

POR: Germánico Solis

Ha pasado años para que ciertos platillos que no eran nuestros, se hayan naturalizado y formen parte de nuestra gastronomía. Los platos tradicionales serranos y los de nuestra comarca, inicialmente correspondían a los productos cosechados localmente. Hemos de recordar la comida de casa, aquella preparada por nuestras abuelas y madres, en su mayoría de nuestro agrado, preparaban con sus propias manos y con los recursos de la tradición y originalidad de ellas.

El menú de nuestras mamás ofrecía la comida diaria, y aquella elaborada para los domingos o para festejos u homenajes. La comida diaria de casa señalaba ciertos días para saborearla. Los lunes la mayoría de familias repartían el arroz de cebada con carne de cerdo para caracterizarla, habían paladares que preferían para el resto de días la quinua, el locro de papas; otros platos incluían la col, mellocos y como aderezo la carne de res o borrego, cuando no había tiempo, la sopa de fideo era una solución, la colada de haba se complementaba con maíz tostado. Algunos platillos utilizaron leche, huevos y queso.

El pescado de preferencia era el bacalao ocupado para la fanesca y otras variedades que sin ser comunes componían la tradición serrana, el atún enlatado o la sardina fueron recurso para encontrar variedad y que el sabor marino alterne con nuestras papas.

Comerciantes visionarios trajeron elementos y sazones que sumaron a la tradición de la comida local, aparecieron las conchas, camarones, bagre, corvina, pulpos, cangrejos, y las guarniciones con patacón, yuca, importantes fueron el maíz tostado y el canguil. En momentos no fueron tan consumidos, pero el paso del tiempo hizo que muchos platillos sean ahora tradición.

Ibarra ofrece una cantidad de platos costeños que hacen gala de su procedencia, hay sitios atemperados a la usanza ribereña orgullosos de su legitimidad, engríen a Manabí, Esmeraldas y otras regiones de nuestro litoral. La imaginación de nuestra cocina, ha creado combinaciones que suman el acento serrano dándole un toque innovador. No es extraño encontrar plazas de comida costeña colmados de exquisitez, música rítmica, identidades hermanadas: limón, pimienta, plátano y maíz.