‘Generación invisible’, una historia contada por jóvenes llega a los cines del país

DIRECTORA. Irina Gamayunova reside desde hace 27 años en Ecuador y tiene una reconocida trayectoria artística.
DIRECTORA. Irina Gamayunova reside desde hace 27 años en Ecuador y tiene una reconocida trayectoria artística.

La actriz y dramaturga ruso-ecuatoriana Irina Gamayunova debuta en la dirección de cine con la película ‘Generación Invisible’, basada en la obra de teatro estrenada en 2015, con los estudiantes del colectivo Guagua Pichincha.

Hace 10 años, Gamayunova fundó Guagua Pichincha inspirada por el famoso grupo de teatro infantil cubano ‘La Colmenita’. Contra todo pronóstico, logró sostener el proyecto, que no contaba con el apoyo necesario para financiarse.

Gamayunova apostó por el talento de la niñez y la juventud ecuatoriana. Hace dos años, finalmente encontró un espacio fijo para el colectivo en las instalaciones de la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE).

Los primeros estudiantes de Guagua Pichincha conforman hoy el elenco de ‘Generación Invisible’. El deseo de la directora de dar voz a la juventud a través del arte fue el primer paso para la construcción de la historia que hoy narra el largometraje.

El amor reducido a un ‘like’
“Surgió de ellos la idea de hacer una obra sobre su realidad, sobre sus problemas”, indica Gamayunova. Para ella, era esencial que la obra no hablara de la juventud vista desde los ojos de un adulto, sino que los chicos pudieran exponer su visión con su propio lenguaje.

Junto con su hija Paloma Saad, máster en dirección de teatro, Gamayunova reunió las experiencias que compartieron sus estudiantes de entre 17 y 20 años para la construcción del guion. Los jóvenes abordaron problemáticas como la drogadicción, la baja autoestima, la identidad sexual, el aborto, etc.
“El enfoque está en la invisibilidad de esta generación”, agrega la directora. Según su punto de vista, las redes sociales han alterado por completo las formas de relacionarse de las nuevas generaciones, aislándolos detrás de la pantalla.

Tras dos años de gira por Pichincha con el montaje teatral, Gamayunova sintió que era necesario hacer que la historia llegara a más personas “para que puedan identificarse, sentir que no están solos en sus problemas”.

Con los personajes ya conformados y gracias a la colaboración de profesionales como Jaime Rosero, Marcelo Falconí, Alejandro Albán, Diego Naranjo, María Beatriz Vergara, Adulcir Saad y Pedro Saad, la película logró rodarse en un verano y estar lista para su distribución en año y medio.

“Hicimos esta película contra todo”, afirma la directora, quien logró sacar el proyecto adelante con una inversión de 10.000 dólares de sus ahorros. Para ella, la historia es una oportunidad para establecer un diálogo entre padres e hijos y reflexionar acerca de la soledad que se vive en la era globalizada.

Sobre las locaciones donde se filmó la película, Gamayunova enfatiza en que tuvo claro el deseo de romper con la tradición estética del cine latinoamericano: “Yo quería mostrar un Quito hermoso, para dejar la idea de que América Latina es solo suburbios. También hay conflictos y problemas en los barrios de clase media”.

De las tablas a la pantalla
Gamayunova se lleva una grata experiencia de su primer trabajo en la dirección cinematográfica. “Es muy interesante porque es otro lenguaje, más de imágenes que de palabras. Fue un poco difícil, pero es rico porque aprendí un montón en el camino”, dice.

Para ella, lo fundamental era llegar a la audiencia con la historia. “Este cine es para el público, no para cineastas ni para ganar premios. Es para llegar a la gente, que se sientan identificados”, sostiene.

Su participación en foros con jóvenes de colegio la ha convencido de que la película ha logrado cumplir con su objetivo: “Los chicos decían ‘es como ver mi vida’. Eso para mí es un gran logro, tener esta intimidad, hablar el mismo lenguaje de los jóvenes”. (AA)

FRASE

El arte tiene que llegar a las personas y tener un impacto emocional para poder generar cambios”. Irina Gamayunova, directora de teatro y cine.