‘Little politician’ vs ‘big politician’

Hernán Yaguana Romero

La política, al igual que otras actividades humanas ha pasado de ser una práctica cotidiana a considerarse una disciplina científica que requiere de mucho conocimiento y de actualización continua. Si miramos en los vestigios más remotos de la sociedad comprenderemos que la política es el encargo realizado a una persona para que dirija y organice una colectividad de acuerdo a las necesidades y momentos por los que atraviesa.

Al pasar la política a ser considerada una disciplina científica –no es de ahora, por cierto- se le agrega nuevos roles, nuevas funciones. Más allá de dirigir y organizar, el hombre o la mujer que en la actualidad quieran hacer política deben tener un conocimiento global en todos los campos, ser multidisciplinares, con una visión clara de su entorno y de los entornos cercanos y lejanos; además, requieren conocer de todas las problemáticas y soluciones; aparte de saber entender la época actual, sus características, modos de accionar; y todos los adelantos científicos del mundo.

La diferencia entre el pequeño político y el gran político –pequeño gobernante y gran gobernante- no sólo radica en conocer de números, ser buen administrativo, tener una abundante retórica o poseer fama de popular. Los pueblos y naciones necesitan de nuevos guías, gente conectada con la realidad, con su historia, con su naturaleza, con su cultura, con la ciencia, conocedores de su pasado y proyectistas del futuro.

Estamos a pocos días de una nueva elección electoral, la pregunta sería ¿Qué deseamos para nuestra ciudad y provincia: pequeños políticos o grandes gobernantes? ¡La decisión está en nuestras manos! No dejemos que las mínimas acciones “políticas” de unos cuantos desvíen la atención de elegir a los mejores. (O)

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