Intento integracionista

Giovanni Carrión Cevallos

La idea de conformar un bloque regional de integración apunta a otorgar mayor peso político, económico y comercial a aquellos países que optan por agruparse para enfrentar de mejor manera a los desafíos que plantea la globalización o mundialización capitalista, sistema sin rostro humano que aplica la selección darwiniana al buscar al más fuerte dentro de una competencia en la que el pez grande termina comiéndose al pez chico.

De ahí que en el caso de Latinoamérica varias han sido las propuestas integracionistas, con diferentes resultados y expectativas en el tiempo. Así, por ejemplo, destaca la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac); Comunidad Andina de Naciones (CAN); el Mercado Común del Sur (Mercosur); la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur); Alianza del Pacífico; El Sistema de Integración Centroamericana (SICA), entre otros.

Ahora mismo, la Unasur está en su momento más crítico y quizá próxima a desaparecer como resultado de su nefasta ideologización impulsada por estados cuyos presidentes representaron en su momento la línea más dura del socialismo del siglo XXI. En igual o peor situación se encuentra la ALBA convertida en un opaco club de algunas narco-dictaduras.

Lamentablemente, en estos espacios de integración se privilegió fundamentalismos de izquierda por sobre acuerdos comerciales, económico-financieros, político, sociales, etc., desperdiciando una inmejorable oportunidad para consolidar bloques subregionales capaces de ejercer un real contrapeso dentro de las relaciones e intercambios internacionales.

Empero, los intentos por mejorar la integración en el hemisferio no han cesado. Así, hoy se habla del Foro para el Progreso (Prosur), como una nueva propuesta integracionista. Esperemos, una vez aprendida la lección, que el sesgo conservador no termine incubando el germen de una futura implosión. (O)

@giovannicarrion