Periodismo ‘cash’

Roque Rivas Zambrano

Juan Pablo Meneses, al estilo del club de los 27, esperó a llegar a esa edad para morir de una forma metafórica: deshaciéndose del oficinista que llevaba dentro y dedicándose a lo que quería que era escribir historias, mientras viajaba alrededor del mundo.

En el 2000, recibió 5.000 dólares en reconocimiento a una de sus crónicas, y tuvo una epifanía: el dinero debía ser el capital semilla para un proyecto más grande, que luego se convirtió en lo que hoy es la Escuela de Periodismo Portátil.

En una entrevista con Radio Francia Internacional, Meneses comenta que su fuente de inspiración inicial fue un libro del español Enrique Vila-Matas, en que hablaba de literatura portátil y la figura de escritores viajeros como ficción. Meneses, que quedó alucinado con la imagen, decidió llevarlo al plano de lo real, pero en el periodismo.

Así fue como escribió su primer libro, ‘Equipaje de mano’, rotando sus horas de trabajo por innumerables cibercafés. Era como estar en una sala de redacción, con una pequeña diferencia: todo el tiempo veía caras nuevas. En ese transitar empezó a maquinar algo mucho más arriesgado: un nuevo género al que denominó “periodismo cash”, que consiste en comprar a los protagonistas de sus historias y hacer una reflexión sobre las implicaciones de esta transacción económica convertida en un acto narrativo. Esta nueva aventura lo llevó a diseñar una trilogía, en la que compró una vaca, niños futbolistas y un dios en la India.

Para el cronista chileno, lo más divertido del periodismo “cash” es que surgen críticas por hacer algo que ya se hace y que es aceptado: comprar vacas para comérselas, comprar jugadores de fútbol o negociar con la fe. “El ejercicio narrativo es mostrar en un sólo caso, todo un asunto que ya hay”, sentencia.

[email protected]