¿Por qué Yunda y Yaku?

Kléber Mantilla Cisneros

El locutor ‘Loro Homero’ y el líder comunitario Yaku Pérez sorprenden, ganan, y articulan el discurso político del futuro y la renovación de la gobernabilidad desde la periferia. En Quito, Yunda, produce hasta taquicardia y dificultades para conciliar el sueño a la clase media. En Azuay, Yaku igual un calambre para las trasnacionales mineras y burguesías tradicionales. Uno electo alcalde porque él interpretó la ciudad silenciosa, de más al sur, atrás del Panecillo, y toda esa periferia marginal del cordón del norte en Carapungo. El otro, prefecto sureño luchador del campo, que busca reorganizar la administración pública desde la recuperación del páramo.

Yunda que tradujo el cooperativismo organizado en la urbe producto de la invasión de tierras. Puso voz a problemas cotidianos de foráneos llegados en las últimas décadas: movilidad, desempleo, insalubridad, delincuencia, alcoholismo. Yaku que ganó con aliados fijos en las comunidades rurales de Quinsacocha; y, circunstanciales, al liderar un referéndum anti minero y parar la explotación de oro en zonas ricas en agua dulce.

Yunda junto a líderes barriales de otrora zonas de haciendas lotizadas e invasiones no pactadas. Esto junto a esa emotividad de quienes no fueron incluidos en la ruta del Metro, el taxismo informal, falta de empleo y los grafiteros, vandálicos, que pintarrajearon el monstruo divisorio clasista. Esa columna en la urbe que calló el patrimonio arqueológico e histórico. En palabras sencillas ganó el emprendedor de la ecología de los pobres, el benefactor de mascotas distanciado con las fiestas taurinas que aborrecen los jóvenes y la generación de niños del correato.

Uno salido del chiste callejero, contagioso, televisado e improvisado, con la envoltura de la sapada criolla al acaparar frecuencias de radio. Otro expuesto por su valentía para enloquecer empresas mineras canadienses y chinas. Pero, ambos, agradecidos ´por el fraccionamiento de tanto chimbador ególatra y por provocar la economía naranja, la del teléfono celular y la educación híbrida desde las periferias.

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