El retorno de los partidos

Giuseppe Cabrera

Además de pensar en una reforma electoral profunda, hay otra lección que nos deja las elecciones seccionales: la necesidad de pensar en clave de partido.

Nebot ha entendido la importancia de fortalecer a su partido político, después de haber renegado de su existencia con la creación de Madera de Guerrero, que no fue más que un intento de tener una red de seguridad en caso de que fuera el fin de los partidos políticos tradicionales. Así, cuando regresa a ver al PSC obtienen sus mejores resultados en años; su primera victoria se da al duplicar su presencia en la Asamblea Nacional, en comparación con las elecciones de 2013, continuamente se convierten, en alianzas, en la primera fuerza política del país, esto demuestra un crecimiento sostenido, además de la construcción de una identidad precaria, con su actual y potencial electorado.

Pachakutik tiene mayor merito por crear su señal identitaria en torno a un partido y sin la necesidad de un referente nacional, lo que materializa su gran capacidad de movilización y estructura territorial, pero que muestra dificultades al momento de traducirse en un proyecto nacional, incluso en términos de un discurso plurinacional, pues buena parte de su relación con el electorado tiene un elemento étnico, no solo indígena, sino también rural, a nivel cantonal y provincial.

Los resultados de FCS no son una victoria para Correa, pero mal se haría en entenderlo como una caída en picada por quienes solo quieren medirlo en términos porcentuales, comparando sus resultados entre elecciones. Hay un debilitamiento, pero las potencialidades que tiene son cuanto menos de tomar en cuenta; sus resultados demostraron algo que los otros partidos no tienen y es: un voto consolidado, un electorado que genera su identidad en torno a la figura de Correa.

Lasso deliberadamente ha querido dejar claro, que solo él puede ser el referente de su partido, solo así se entiende sus candidaturas en Quito y Guayaquil.

Los partidos de masas no van a volver, porque la sociedad ha cambiado, hoy no es excluyente tener un líder nacional y una estructura de partido, pero por el contrario sin ambas, no es posible crear un proyecto de mayorías