Ahora sí, venga el debate

Gustavo Ortiz Hidalgo

Siempre defendí la tesis de votar por los candidatos que no estaban identificados con el «correato» y que, luego de las elecciones, había que apoyar la corriente nacional que se inclina por convocar a una consulta popular para decidir el futuro del Cpccs. Ahora es el momento oportuno para debatir sobre una entidad del Estado, a la que la Constitución le otorga las atribuciones de promover el ejercicio de los derechos relativos a la participación ciudadana; establecer mecanismos de control social en los asuntos de interés público; y, designar a la totalidad de las primeras autoridades o cuerpos colegiados de las entidades públicas de control judicial, electoral y de recursos públicos.

Lo primero que se debe definir es cuál de las dos alternativas es la correcta: a) Eliminar el Cpccs, dejar que las organizaciones de la sociedad civil promuevan el derecho a la participación ciudadana, y, otorgar a la Asamblea Nacional las atribuciones para designar a las autoridades de control; o, b) Mantener el Cpccs, pero solo con las atribuciones de promover el ejercicio de los derechos relativos a la participación ciudadana y el control social, mientras que la designación de las autoridades de control pasa a ser responsabilidad de la Asamblea Nacional.

La Constitución tiene tres alternativas para modificar sus normas: “enmiendas”, “reformas parciales” o “Asamblea Constituyente”. Además, señala como competencia de la Corte Constitucional calificar cuál de los procedimientos indicados corresponde adoptar. El asunto no es de «soplar y hacer botellas»: hay que precisar el texto reformatorio y el procedimiento para hacerlo posible; analizar la correlación de fuerzas que existe en el país y en las entidades públicas involucradas; y, finalmente, extirpar el cáncer correísta que sigue carcomiendo nuestras instituciones democráticas. (O)