Domingo de Ramos sin ramos

LUIS REINOSO GARZÓN

Todos nos preparamos para la Bendición de los ramos, que nos recuerda la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, pero esta vez no será con las palmas de cera, sino con otras especies como: arrayán, manzanilla, hojas y flores de maíz, totora, espigas de trigo, cebada, paja, ciprés y laurel, entre otras. Acuerdo que no le quita en absoluto la devoción, la Fe y la Majestuosidad del Domingo de Ramos previo a la Semana Santa. Este cambio debido a que dos de las ocho especies de palmas del género Ceroxylon que crecen en el Ecuador se han agotado hasta límites críticos; palmas que fueron admiradas y estudiadas por los científicos de la Misión Geodésica Francesa.

La palma de ramos o palma de cera crece en las estribaciones oriental y occidental de la Cordillera de los Andes ecuatorianos hasta una altura aproximada de 60 metros, convirtiéndose en la monocotiledónea más grande del mundo, llegando a su madurez biológica a los 100 años, en los anillos del tallo exuda una cera blanca que desde hace siglos ha sido recogida raspando el tronco de las palmas para la fabricación de velas del alumbrado doméstico y religioso; así como otra palma de la que se extrae la cera de carnauba un producto muy apreciado por su composición química y su alto punto de fusión.

El crecimiento lento de éstas palmas y la deforestación masiva de los bosques andinos resulta muy preocupante, porque son el hábitat del loro oreja amarilla y el perico cachete dorado, especies en peligro de extinción, que se alimentan de las flores y frutos de la palma, lo que nos obliga a tener un especial cuidado y protección, no solo por los loritos sino porque son fuente de alimento y refugio para otras especies de vida silvestre como tucanes, pavas de monte y por mamíferos como cerdos y roedores; además las yemas terminales de ejemplares no muy altos forman parte de la dieta del oso de anteojos.