Preparando maletas

MARÍA LUISA GÓMEZ DE LA TORRE GÓMEZ

Nada novedoso sería que dentro de poco tiempo se empiecen a alistar para que comience la huida, viajando con y por temor, y, a disfrutar de la experiencia vivida por los años del lleve, aproveche, oculte, diviértase luego de un tiempo de derroche a manos llenas. Se irán como ya lo hicieron otros dejando el abrumador recuerdo de lo que fue la administración política en el Ecuador en los últimos tiempos que para muchos fue óptima pero claro, con abultados millones maquillados en contratos, convenios y construcciones.

Se van porque llegó a dirigir los destinos de la investigación establecidas en el Código Orgánico de la Función Judicial, una nueva autoridad que ya ha vertido sus conocimientos, probidad y dejando en alto sus funciones y buen trabajo sin deberse a nada ni a nadie ni estar sometida al miedo y al silencio acostumbrado, porque no debe ni tiene pavor ni temor.

Los dardos venenosos proliferantes por quienes padecen el cáncer del alma no harán mella y saldrá avante la verdad descubriéndose lo oculto que nos tiene postrados en el desprestigio y difícil situación que vivimos los ecuatorianos. ¿Por qué, de no ser así para muchos, vivimos la necesidad económica, por ejemplo, las ventas decaídas en nuestro medio, el período de matrícula y compra de uniformes que se torna tan difícil y la salud cada vez más apremiante por la escasez de medios económicos para adquirir medicinas?

Con lo que se logre investigar, se exigirá la devolución o confiscar el valor de lo llevado, se cambiaría en algo la situación latente que se vive en nuestro país. Las alcantarillas quedarán deshabitadas por el abandono de sus huéspedes: ratas, ratones y ratitas que huyen desaforadas antes que les llegue la orden de rendir cuentas a la justicia por las bellaquerías cometidas.

Se desea éxito a quien tiene el noble cometido de llevar a cabo la importante gestión que ha quedado en mal predicamento en los últimos años, le toca a una mujer que debe demostrar su serenidad, su vasto conocimiento, pulcritud a toda prueba, respeto y consideración ganado por sus propios medios, aplaudidos méritos, su estudio y la férrea personalidad sin deberse a partido político alguno ni agrupación de tantas que existen en nuestro país.

Buen viento y buena mar como es el distinguido pensamiento que se estila al navegante en este caso de la inteligencia; nos espera observar, escuchar y aplaudir a los probos ciudadanos.