¿Y por qué no un carné ciudadano por puntos?

Juan Aranda Gámiz

Hace tiempo, copiando modelos de otros países, se implementó el carné por puntos y así se pensó en mejorar la educación vial, prevenir accidentes y sensibilizar a la comunidad de choferes, profesionales o no, para una responsabilidad por la vida de los demás.

Y a pesar de que no funciona a cabalidad, por incapacidad del diseño o adopción de estrategias para evitarlo, lo cual redunda en la seguridad de los peatones y de otros conductores y pasajeros, creo que es un paso a favor de la convivencia con la menor cantidad posible de riesgos evitables.

Pero ¿Y si aplicásemos este carné por puntos al ciudadano de a pie?, con lo que se trataría de fomentar la ciudadanía, los valores, el cumplimiento de deberes y la lucha por los derechos fundamentales, restando puntos a quien evada una responsabilidad, argumente lo que el pueblo no le permitió en una sociedad democrática, se observen atisbos de aprovecharse del bien común o se incline por un uso fraudulento de las estrategias de poder que le han sido permitidas constitucionalmente.

No serían necesarias tantas comisiones “ad hoc” y este modelo ejemplarizante serviría para evaluar los puntos “perdidos” por quienes no supieron, no pudieron o no vieron los hechos y circunstancias que alteraron, en ese momento, la vida ciudadana y ahora sí tendrían a quién responder, a fin de motivarles a formarse oportunamente durante un largo periodo de tiempo y que no repitiesen en la siguiente convocatoria hasta que no recuperasen los puntos perdidos.

Y que fuésemos castigados según los puntos que van desapareciendo de nuestro carnet de ciudadano, amparados por una norma que estableciese los condicionantes y determinantes de tal sanción.

Ser ciudadano es mucho más que caminar erguido y pensar en los demás, antes que en uno mismo, debiera ser la norma para vivir en comunidad. (O)