Se habla de reducir la pobreza: en los próximos dos años y en los meses que quedan de 2019, y gracias a un crédito del BM, pasará del 8,7% al 3,7% la pobreza extrema y del 23,1% al 14% la pobreza en general. El Gobierno anuncia que habrá 2’250.000 menos pobres cuando en 2021 entregue el poder.
Nunca se ha dejado de hablar del tema. Sin embargo, el anuncio reciente es más esperanzador entre quienes aman al país y trabajan por él con afán. También en los que tienen aunque sea un subempleo o en los que alguna vez lo tuvieron y lo perdieron por la crisis. O los que por décadas han vivido en el desempleo total, viviendo quién sabe cómo.
Para algunos, en lugar de dar bonos o estipendios, lo mejor sería generar más empleo. Que lleguen las inversiones prometidas y la alianza público-privada sea una realidad más concreta y menos retórica, en especial cuando la utilidad neta de la banca hasta marzo fue de 138 millones de dólares, es decir, ¡tuvo un incremento del 21,4%!
Se realiza una depuración del registro donde aparecen las personas pobres o en situación de vulnerabilidad. Es como si se hablara de una parte sustantiva del registro electoral, pues hay una clase media cercana a la pobreza que se niega a aceptar que está en ese peldaño de la pirámide social. Se barajan cifras como si se tratara de un “campeonato de cuarenta”.
En lugar de que el Estado reparta dinero aquí y allá, a este y a aquel, ¿no sería mejor avanzar aunque sea un poco hacia el empleo pleno? Solo así la distancia entre ricos y pobres se acortaría y la dignidad sería el centro de nuestra existencia colectiva. Quizás eso se llame solidaridad real.
Los ordenadores son inútiles. Solo pueden darte respuestas”. Pablo Picasso Pintor español (1881-1973)
Tu mente es infinita, pero tus dudas la limitan”. Robert Kiyosaki Empresario estadounidense (1947)