Vicuña, González y Assange

Quizá nadie pague las cuentas de Julian Assange y la comida de su gato por vivir 6 años 10 meses en la embajada de Ecuador en Londres pero, con su salida, se mueve el tablero de la geo política mundial. El lado negro de la trama Rusa, de Vladimir Putin, pierde un alfil y cierta logística que permanecía oculta. Héroes y villanos rotan y se mueven en reacción al crepúsculo de horas, días o semanas para la caída de Nicolás Maduro. La reconfiguración de apoyos a EEUU, pese a su pésima política migratoria sube como espuma y a Reino Unido. La utopía venezolana tras Juan Guaidó tiene luces.

Esa guerra tibia por el control de Internet, las redes sociales y sus dominios, el valor de la privacidad frente al público interconectado, la lucha entre corporaciones y Estados, ese espionaje transnacional, el peligro de los datos abiertos, el ‘hackeo’ de personas y ataques cibernéticos, dan un giro porque el mundo cambió con Assange. La educación política mundial se partió en dos con la ‘assangenización’. El artífice de cifrar información en la organización WikiLeaks, filtrar cables diplomáticos y exponer documentos clasificados de las guerras de Irak y Afganistán se fue a la cárcel.

Aunque la revancha sigue. Facebook le cerró la ‘fan page’ a Rafael Correa por violar la privacidad de Lenín Moreno y publicar fotos familiares del caso INA Investment. Esto trazó otra ruptura simbólica entre antiguos camaradas pero además el quiebre de un fraude ideológico, final de esa retórica zurda y de aquel totalitarismo populista.

Es que los excesos de corrupción son episodios con drama que hieren. El título falso de María Alejandra Vicuña, una diezmera exvicepresidenta destituida; la captura en Lima de Ramiro González, un lambón que huyó, tal vez, con varios millones. Un departamento en Miami de María Sol Larrea, otra funcionaria cómplice de la infamia que engranan juntos la opulencia y el cinismo como forma de hacer política en medio de tanta pobreza. Las guerras del huésped Assange tendrán que sumar la de recuperar un IESS quebrado y ese sarcasmo de aumentar el tiempo y aportes de los pensionistas y jubilados. ¿Acaso no nos han ‘hackeado’ hasta la esperanza?

@klebermantillac
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