Asilo incómodo

Juan Sebastián Vargas

No era para menos la preocupación de algunos correístas que se han impresionado con el arresto de Julian Assange en la Embajada Ecuatoriana en Londres, han saltado a la palestra a denunciar el hecho en redes sociales y en ruedas de prensa manifestando una violación de los derechos humanos y de la libertad de expresión y es que no deja de causarme humor que tengan tremenda desfachatez cuando precisamente la persona a la que tanto admiran e idolatran fue quien en realidad atacó sistemáticamente durante diez años la libertad de expresión creando hasta una entidad que se dedicaba a perseguir y hostigar a periodistas y medios de comunicación por el simple hecho de no estar de acuerdo con la postura oficialista y además de haber sido cuestionado reiteradamente por violaciones a los derechos humanos durante su mandato y es que desde Paola Pabón hasta el mismo Ricardo Patiño han salido a protestar enérgicamente por la “traición” de Lenín Moreno, se sienten impotentes y están aturdidos, pero más bien yo me pregunto; ¿será que están preocupados?

Debemos colocar las cosas en perspectiva y analizarlo siempre con la debida coherencia, de hecho, el caso Assange ya no se trataba de la “libertad de expresión” como tal sino que se convirtió en un gran dolor de cabeza para el Ecuador que se originó precisamente en el anterior régimen con ese afán de protagonismo que le caracterizaba a Correa, pero era evidente que siempre se trató de estrategias políticas, aquí el tema del heroísmo de Correa es una falsedad, hay que ser claros, que no vengan ahora a jactarse de que les preocupaba la seguridad de Assange, eso es lo que menos importa al correísmo.

Por su lado Assange “cavó su propia tumba” con una serie de errores, siguió inmiscuyéndose en asuntos de otros países especialmente el nuestro, no cumplió con los protocolos de convivencia que exigía el asilo y amenazaban a funcionarios del Estado, en consecuencia el retiro del asilo debió haber sido hace mucho tiempo, al final de cuentas nos costó más de 6,5 millones de dólares a todos los ecuatorianos, así que señores correístas; no vengan con el cuento de la “libertad de expresión” y el respeto a los “derechos humanos”, no les queda ese disfraz.