No a las armas de fuego y de rabia

Los ánimos caldeados, tanto del Gobierno como de la oposición, están inundando las redes sociales e instalándose con fuerza en ciertos sectores de la opinión pública, no dados al debate civilizado. Si no es con respeto y sensatez, poco interesan los debates y mucho menos los debatientes. No se trata de enunciar problemas, sino de intentar resolverlos. Es lo más dignamente humano.

No es necesario acudir a las invectivas. Las ofensas nunca resuelven nada, solo enconan dolores y rencores. Hoy es por el caso de Julian Assange pero, y antes, ¿qué o quién las motivó? Los fines nunca justifican los medios. Si el fin es generoso, el medio debe ser igualmente generoso. Pensar distinto no nos hace ni mejores ni peores y, mucho menos, enemigos; solo eso, personas con ideas diferentes.

La ofensa es el argumento del que no tiene argumentos. No se trata de descalificar personas, sino de abordar problemas para ayudar a pensarlos y, gradualmente, buscarles soluciones. Es un reflejo de la complejidad y versatilidad de la vida. La verdad es una creación compartida, una conclusión que construimos entre muchos y nadie es dueño absoluto de ella.

Debemos aprender a respetar, a compartir y a dialogar. Los debates de asuntos inteligentes presuponen una inteligencia y una sensibilidad equivalentes, lo cual no implica una misma postura. Cada mirada solo suple una parte de la razón y, con otras más, se va reuniendo lo que puede ser una verdad. Digamos definitivamente adiós a las armas, a las de fuego y a las de rabia.


Un necio encuentra siempre otro necio aún mayor que le admira”. Nicolas Boileau Poeta y crítico literario francés (1636-1711)

Todo necio confunde valor y precio”. Antonio Machado Poeta y prosista español (1875-1939)